Combate de San Lorenzo
 

En el año 1813, San Martín obtiene su primera victoria junto a un equipo de 120 granaderos al derrotar a los “realistas” que disponían de 250 soldados.



Los ecos de la Revolución de Mayo de 1813, que en Buenos Aires puso a los criollos al frente de su propio gobierno, llegaron pronto a España. San Martín se sentía criollo y, aunque había luchado por España cuando ésta lo necesitó, sentía que debía estar junto a sus hermanos americanos. Así fue como pidió al gobierno español un permiso para pasar a Lima (Perú) que obtuvo el 5 de septiembre de 1811.
El día 9 de marzo de 1812 llegó al puerto de Buenos Aires la nave George Canning. En ella venía San Martín, cuya brillante carrera militar era bien conocida en Buenos Aires. A solo una semana de su arribo el gobierno argentino le encomendó la creación del Escuadrón de Granaderos a Caballo.
El proyecto de este cuerpo militar fue debido al mismo San Martín. Hasta entonces, la caballería en nuestro país "no merecía ni el nombre", -según palabras del general José María Paz.
La experiencia militar de San Martín en Europa le sirvió para recrear este cuerpo innovador cuyo entrenamiento le llevó un año y nueve meses. Se realizó en las afueras de la ciudad, en la antigua Plaza de Toros, hoy Retiro.
Entre los militares incorporados al regimiento de granaderos a caballo, se destacan entre otros, José Matías Zapiola, Mariano Negochea, Tomas Guido y Juan Galo de Lavalle (aún adolescente). Todos ellos adquirirían renombre poco más tarde.
Con la orden de defender las márgenes del Río Paraná de las incursiones de los españoles, San Martín parte con tan sólo 120 granaderos.
En el antiguo convento de San Carlos, en la Posta de San Lorenzo, cerca de Rosario, sorprende a los españoles el día 3 de febrero de 1813. Los granaderos de San Martín obtienen su primera victoria al derrotar a los "realistas", quienes contaban con 250 soldados, contra los 120 de San Martín. Los "realistas" ha-bían desembarcado de una expedición fluvial corsaria promovida por el gobierno español situado en Montevideo, ciudad aún dominada por los partidarios del Rey Borbón. El combate duró sólo quince minutos y en su transcurso el jefe criollo estuvo a punto de perder la vida al quedar aprisionado por su caballo herido. Se había consumado así su bautismo de fuego americano.

 
 
 
 
 
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